El etiquetado de los productos alimentarios

Tenemos que seguir aprendiendo de los ciudadanos europeos y de las buenas costumbres que se tienen en otros países vecinos nuestros. Con ello quiero decir que nos debería preocupar la trazabilidad de los productos alimentarios y no alimentarios. En nuestro país tenemos por suerte o desgracia, grandes superficies dotadas de todo tipo de supermercados de España y de fuera de España hemos sido invadidos, pudiendo comprar en ellos de todo tipo de productos de cuanto se nos antoje y procedentes de cuantos sitios se producen o elaboran entre ellos: Supermercados Dia, Carrefour, Mercadona, Lidl, Al campo, Hipercor, Eroski, Super Sol, etc. etc.

Digo por suerte porque nos han invadido estas grandes superficies para compras de todo lo que necesitamos y de lo que no teníamos pensado comprar, ya que están manufacturadas, envueltas, preparadas y no sé cuántas cosas más, para que solo con verlas nos invita a cogerlas para echarlas en la cesta o al carro de la compra. Esto en todos los casos cuando vamos o entramos en un gran comercio, como describo.

También digo por desgracia, ya que nos hemos cargado los miles de pequeños comercios, tiendas de barrio, de nuestra calle, vecinos nuestros que se buscaban la vida con estos pequeños negocios que han desaparecido radicalmente. Antes a ellos les comprábamos a diario, nos conocían, nos preguntaban por nuestra salud, por nuestra familia y al final de todo nos ofrecían sus productos de una alta calidad de algo producido por ellos y era del productor al consumidor, no había intermediarios. Se hablaba, se comunicaban, nos conocíamos mutuamente más si cabe y todos se enriquecían con aquella compra en diferentes facetas. Por supuesto los productos eran más baratos que en estas grandes superficies, eran de mayor calidad, más naturales, eran productos muchas veces producidos por ellos, más frescos y por encima de todo que eran producidos por ellos y en nuestra zona, quedándose el dinero de las compras en su casa como pago de su jornal,  en nuestro municipio y revertía en todos nosotros.

Con las grandes superficies pasa todo lo contrario: eres un número, nadie te conoce y menos aún nadie te pregunta por nada ni nadie, eso sí eres vigilado y controlan tus pasos y movimientos. Compras todo congelado o a temperaturas de conservación, climatización, refrigeración y no sé cuántas formas más y además importado, envuelto en plástico al más alto  precio, tú te sirves y coges lo que quieras y por último el beneficio de la compra se lo llevan fuera de tu pueblo, de tu región, se va para las multinacionales, todo repercute en  los grandes inversores, todo el valor añadido se lo llevan  y más y más…

En definitiva, se nos crean una cantidad tremenda de desventajas y más aún que en el fondo estamos siendo colaboradores y cómplices de la creación de una contaminación medioambiental que no queremos y a veces se ignora que es así. El consumidor no obstante sigue fiel y obligado a ir hacía adelante ya que el sistema se lo impone y no puede desistir de el.

Hay formas para desistir: Mirar el etiquetado. Al menos de esta forma va a elegir de donde es el producto, Español, Andaluz, Sevillano, cual es el precio que va a pagar (no un precio justo al productor inicial) ver su trazabilidad, si es ecológico o no. Esto es lo que nos diferencia y debemos aprender de nuestros vecinos europeos. Ellos miran detalles que deben de estar en el etiquetado, hoy etiquetado inteligente, eligiendo aquel producto que le expresa y le da más información y seguridad sanitaria y alimenticia. El que paga quiere saber que es lo que come. Sabe y aprende bien el valor de este tipo de información, de aquello que va a consumir y que dispone de una amplia gama en el mercado, no va a ser como por la voz del vecino que se lo vende directamente en el pueblo, ahora es por el etiquetado con que está marcado por la gran superficie de compras.

Hay que exigir el etiquetado, leerlo y despreciar los productos que no lo tengan. El etiquetado es una garantía de calidad que ayuda al consumidor a elegir sobre uno u otro producto cuando lo lleven impreso.

El etiquetado nos da la información correcta si se hizo con esa intención por el envasador o manipulador del producto, a veces nos lo encontramos con una etiqueta manipulada, borroso, deteriorada, rota e interesada de alguna manera que es errónea. La Administración debe poner ese sello de credibilidad que le dé la confianza al consumidor de que lo que compra tiene sanidad alimentaria. Es necesario que se tenga esa credibilidad en todos los productos que se consumen, no es la primera vez que el consumidor fue defraudado, pensando que consumía con garantía. Es pieza clave en todo este proceso que esté la vista y la presencia de las inspecciones constantes por parte de la Administración local, provincial autonómica nacional. Es mucho el fraude a estas alturas en el no etiquetado y a veces con la etiqueta de aquella manera…

De nuevo insisto que nuestros vecinos europeos, no compran nada sin etiqueta ya que quieren conocer hasta el último detalle de lo que consumen, por su seguridad alimentaria. Es fundamental esta seguridad alimentaria para el presente y futuro de nuestra salud. Según comemos así tendremos una buena salud en la vejez. Depende de la calidad alimentaria de hoy el mañana que viviremos.

Es evidente que una de las causas de una mayor longevidad en nuestra vida, está en la alimentación. Para saber que comemos veamos y aprendemos de nuestros vecinos europeos del valor y uso que dan al etiquetado de los productos alimentarios. Son escrupulosos al máximo con ello. Esto es una distinción y un valor añadido para elegir en su alimentación.

Podíamos añadir más aún, si entramos en aquello otro consuma productos de tal o cual sitio, olvide los que no sean de mi territorio. Unamos y no dividamos. Sumemos y no restemos. Estamos en un libre mercado y todos nos necesitamos, pero con garantías alimentarias en lo que consumimos sea de donde sea, pero a todos por igual el control y aplicación de la legislación en defensa de la salud del consumidor, de la garantía sanitaria, reflejada en el etiquetado. Distinción visible en todos los productos. Etiquetado real y claro para el consumidor. 09/02/2020

Juan Parra Romero

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